
La verdad es que no es el clown mi zona de confort, pero este mes, por los devenires de la vida, me topé con dos espectáculo clownescos que fueron una brisa fresca en medio de tanta obrita progre-intelectual.
Me viene pasando de encontrarme con muchas propuestas, más o menos ingeniosas, que cancherean la escena. Y vos estás ahí, secuestrada en la platea, mirando a alguien que se hace el gracioso, pero que no conecta, no conduce la energía, ni con sus compañerxs ni con los espectadores.
Por suerte tengo un hijo que pide entretenimiento y me incentivó a volver a conectar con esta disciplina tan simple, efectiva y profunda.
Fuimos a ver Fuga, con las actuaciones de las talentosísimas Carmen Tagle y Chivi García y la dirección de Lucy Sni. Y recordé una de las maravillas de este arte: no hablan (al menos, no en castellano) y, como no hay palabra, es menos probable que haya cabeza. A diferencia de las propuestas progres-intelectuales, el contenido es lo de menos (que más o menos es el mismo desde tiempos de Chaplin); importa la forma, el cuerpo, la energía y la precisión.
Como bien lo ilustra el título de la obra, lo que vamos a ver es a dos presas (con trajecito a rayas y todo) que están en plena huida. Escapan escondidas en una casita muy precaria que será el objeto multiforme que sostiene casi toda la propuesta. Y ahí el placer del clown, que toman la pobreza como aliada y exprimen cada recurso hasta agotarlo y, cuando lo agotan, le dan un poco más para que disfrutemos esa carencia que, en zapatos ajenos, es muy divertida.
De los recursos del clown usan todos, pero lejos de ser un muestrario de destrezas conocidas, las transiciones son tan orgánicas que cuando se actualiza la transformación de un objeto, la seducción hacia algún espectador o la clásica guerra de pasteles, una se alegra de encontrarse a esos viejos amigxs.
Como siempre, los roles marcan a una líder (Chivi) y a otra más ingenua y torpe (Carmen), pero que, también como siempre, cambian los roles, remarcando mucho ese sacrilegio.
El ilícito de estas dos es robar un tacho de basura de donde rescatan una cartera que será un preciado botín. Adentro hay un frasco de talco con el que desarrollan una de los cuadros más hermosos y simples de la obra: se entalcan una a la otra al ritmo del himno nacional. Este momento es francamente arbitrario y sublime y conecta estas narrativas tan conocidas, ubicadas en la posguerra o la gran depresión, con nuestra gran depresión actual, y lo hace de un modo liviano y sugestivo.
El final está a la altura de la obra: el juego de estas dos rebasa el escenario y nos obliga a los espectadores a correr o escondernos.
Es clarísimo cuando el teatro funciona porque se verifica en el cuerpo del espectador, que sale energizado y juguetón.
Otra de las propuestas incluye a tres payasas tristes: nuevamente Carmen Tagle, junto con Lucía Brasa y Jesica Eloys bajo la dirección de mi doppelganger, Agustín Soler.
Ruin, la decadencia de la belleza retrata un circo muy muy venido a menos y a tres payasas beckettianas que no logran salir de un circuito repetitivo y mortuorio.
En esta obra, lo realmente destacable es el trabajo con la imagen que recuerda al mundo onírico de Tim Burton. El juego con la materialidad (las luces, los vestuarios, los objetos) guía la propuesta y enlaza a estas tres clowns que intentan, sin mucho resultado, hacernos reír en un show melancólico que reflexiona sobre la imposibilidad de soltar.
Los juegos de repetición, imitación y cambio de velocidades están a la orden del día, pero montados en unas carencias que por momentos piantan un lagrimón. Llorar y reír son los dos lados de una misma pancarta.
Foto: Estrella Millaray
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RUIN, LA DECADENCIA DE LA BELLEZA
Dramaturgia y dirección: Agustín Soler
Intérpretes: Lucía Brasa, Jesica Elois, Carmen Tagle
GALPÓN DE GUEVARA
Guevara 326
Domingos 17 h
FUGA
Dirección: Lucy Sni
Guión: Silvina Chivi García, Lucy Sni, Carmen Tagle
Intérpretes: Silvina Chivi García, Carmen Tagle
AIC ABASTO
Humahuaca 3640
Una vez al mes.
Próxima función:
Sábado 12 de julio. 21 h