
La Ley Nacional de Teatro peligra y vuelve a ser imprescindible concebir el arte escénico como un bien federal. Existe una producción nacional tan diversa en poéticas como estratégica en sus modos de supervivencia. En todas partes hay público, incluso donde no hay salas, y ese público será el más afectado si desaparece cuanto ampara la ley. Acompañando el impulso de la Asamblea Federal de Teatristas en Emergencia Cultural, comenzamos esta sección cuyo propósito es dar a conocer teatros del Interior, así, evocando al gran Martín Caparrós, iremos presentando, guiados por la experiencia, el azar y la buena fortuna de haberlos conocido, teatros o espacios culturales que funcionan como tal. Lejos del circuito porteño autogestivo, donde al cierre de una sala casi inmediatamente surge otra, existen muchas localidades donde un solo teatro puede ser y hacer toda la diferencia.
Saladillo, localidad de la provincia bonaerense, ronda los treinta mil habitantes y cuenta con cinco espacios culturales. LAM TEATRO es uno de ellos. Su nombre responde a las siglas de Luis Antonio Midú, padre de Franco Midú, referente de la sala inaugurada en 2013. Franco se formó en CABA pero decidió forjar su trayectoria y fundar un espacio en la ciudad donde creció. Familia y amigos son una red indispensable en este proyecto.
Su economía gira en torno a la programación, que cuenta con el apoyo de un público fidelizado, y a su oferta de talleres. Tres docentes estables imparten talleres de teatro para todas las edades. Ofrecen también una propuesta de montaje de obra del que surgen los estrenos que permanecerán en cartelera durante meses.
Una de sus iniciativas destacadas es el ciclo “El extranjero” donde programan obras de otras localidades. La idea nació con el deseo de la sala de fortalecer el corredor invisibilizado de la provincia. El intercambio con otros creadores es crucial para ampliar la oferta en cartelera pero sobre todo para forjar y mantener vínculos significativos en el circuito autogestivo y periférico caracterizado por su inestabilidad. Para que exista la posibilidad de producir algún evento cada tanto se necesitan muchos cómplices en todas partes. Hasta el 2020 LAM recibía un elenco invitado por mes. La pandemia alteró esa frecuencia y el ritmo nunca pudo recuperarse. Hoy el ciclo es trimestral pero su intencionalidad sigue vigente.
El Festival Luz de Sala es otro de los sellos de la casa. Este año celebrará su undécima edición en octubre. Cuenta con el apoyo del CPTI, la municipalidad y el auspicio de negocios y empresas locales.
La sala se inauguró con una capacidad para sesenta espectadores. Tras la pandemia se redujo a la mitad. Dispusieron un sistema de reserva de mesas - bautizadas con nombres de dramaturgos y poetas - y, como forma complementaria de generar ingresos, ofrecen un buffet. LAM gestiona una buena combinación de placeres y el público disfruta esa dinámica de la casa donde primero se cena y después, en respetuoso silencio, se asiste a una función.
Con doce años de trayectoria LAM ha logrado hitos impensados para una pequeña sala de provincia: el mencionado festival, la continuidad de su área de formación, la producción de infantiles que triunfan en las vacaciones de invierno, temporadas de más de sesenta funciones o las dos giras internacionales de su espectáculo Jueves de comadres.
La última Fiesta Regional del Teatro organizada por el CPTI a comienzos de mayo en Tapalqué, tuvo como ganadora una de sus obras: Lo material se paga con plata, el amor con nada. Texto de Midú que aborda con humor y sensibilidad el vínculo madre e hijo hasta sus últimas consecuencias. La intimidad de una propuesta que se presentó en la plaza, al aire libre, las destacadas actuaciones y una cuidada dramaturgia se impusieron en un encuentro que constató la diversidad de inquietudes que atraviesan la región.
LAM se proyecta a largo plazo confiando en su escuela y en el espíritu compartido por los equipos que conforman cada nuevo espectáculo. Es importante destacar el valor de esas producciones gestadas por estudiantes y creadores de Saladillo. No sólo dinamizan la afluencia de público, incentivan a otros a incursionar en los talleres e instalan una tendencia hacia la profesionalización y el reconocimiento del trabajo artístico, algo fundamental y poco frecuente que dice mucho sobre el espíritu del proyecto.
Instagram: @lamteatro