María e Isabel, la tragedia de mujeres majestuosas
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Teatro - Reseñas

María e Isabel, la tragedia de mujeres majestuosas

28 de septiembre de 2022

A pocas semanas de la muerte de Isabel II, reina de Inglaterra, el texto escrito por Roberto Perinelli se resignifica, ya que explora ese universo paralelo –por momentos bizarro– que constituye la monarquía británica. María e Isabel retoma episodios históricos con ciertas licencias poéticas para generar una ficción: el encuentro jamás ocurrido entre María Estuardo, reina de Escocia notablemente interpretada por Nacho Vavassori, y la opulenta reina Isabel de Inglaterra encarnada por Juan Carrasco. En una obra de cinco actos escrita en 1800, Schiller imaginó ese encuentro; el autor argentino sostiene que en este caso se replicó el recurso dramático aunque con cierto desparpajo.

Al texto de Perinelli no le falta humor ni inteligencia, oscila entre la sutileza y la brutalidad propia del humor inglés y está repleto de guiños a la historia británica que en muchos casos reconducen a nuestro pasado reciente y a nuestra contemporaneidad: la imagen de los ingleses como piratas, el ambicioso proyecto de Isabel de fundar un imperio, las proverbiales disputas con los escoceses, el amor de María por Francia, su idioma y su cultura, la bastardía como mancha, la castidad femenina como símbolo de santidad. En el cruce entre María e Isabel abundan los insultos: “puta”, “yegua”, “bastarda”. Esos estigmas son los que históricamente han acosado a las mujeres que lograron alcanzar posiciones de poder (basta con echar un vistazo a la historia argentina para entender ese movimiento).

Lucas Avigliano y Tomás Daumas, por su parte, interpretan a John y Paul –guiño hacia la beatlemanía–, dos campesinos que pululan por los terrenos en los que María permanece recluida por orden de su hermana luego de sus intentos por arrebatarle la corona. Ellos representan al pueblo y resulta interesante echar luz sobre ese rol, que es el de meros comentaristas de la acción. Intervienen pero para mantener las cosas tal como están: se ríen de María, se arrodillan ante Isabel y colaboran con un destino que parece estar prefijado, en el que ya no hay mucho por hacer. En este conflicto también toman parte las religiones: el oportuno protestantismo de Isabel y el fervoroso catolicismo de María.

La puesta de Guillermo Ghio recupera la antigua tradición del teatro isabelino en la que los hombres interpretaban a personajes masculinos y femeninos porque –otro estigma– las mujeres tenían prohibido subirse a los escenarios. La actuación era considerada un oficio denigrante para las mujeres, que en la sociedad isabelina estaban relegadas a un rol menor: tampoco tenían permitido estudiar en universidades, votar o participar de la vida política; su principal objetivo debía ser el matrimonio, los hijos y la subordinación a sus maridos.

La ambientación de la sala a cargo de Alejandra Ferreyra es sencilla y atinada para ubicar a los espectadores en el relato: algunos matorrales detrás de los que acostumbra ocultarse para orinar Su Majestad en los viajes por el territorio, un banco para descansar, un par de troncos sobre los que se recuestan los campesinos para tocar la guitarra (todas las melodías que suenan son de Los Beatles) y unos cortinados que se convertirán en cadenas. Otro elemento destacable es el vestuario de las majestuosas mujeronas, diseñado por Pheonia Veloz: texturas acolchadas y coloridas que contribuyen a plantear cierta ironía con respecto a estos personajes que forman parte de la historia y con los que estamos familiarizados tan sólo por la estética de los retratos de la época.

Con grandes momentos en la interpretación de Vavassori, el ritmo general de la pieza quizás decae un poco en la segunda mitad pero hacia el final se desarrollan algunos giros que permiten retomar la dinámica del inicio. María e Isabel es una exploración sobre el poder encarnado en las mujeres, sus desafíos, sus ambiciones, los estigmas que han pesado históricamente sobre sus espaldas, las violencias ejercidas por ellas y contra ellas, y esas dinámicas que ya ocurrían en la era isabelina y perduran hasta el presente.

Por Laura Gómez

 

Dramaturgia: Roberto Perinelli

Dirección: Guillermo Ghio

Actúan: Lucas Avigliano, Juan Carrasco, Tomás Daumas y Nacho Vavassori

Teatro del Pueblo, Lavalle 3636

Domingos 20 hs. Entradas desde $1000

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