La fantástica barbarie
Sección Teatro - Revista Llegás
Teatro - Notas

La fantástica barbarie

A 10 años de su estreno vuelve Piedra sentada, pata corrida. En esta entrevista su autor, Ignacio Bartolone, reflexiona sobre su trabajo durante esta década y hace un repaso por todas sus obsesiones como creador.

3 de agosto de 2022

El escritor argentino y la tradición.  Con La piel del poema, La madre del desierto y La obra pública, Ignacio Bartolone  ha desplegado en el teatro porteño varios arquetipos, tópicos y horizontes de nuestra genealogía literaria. “¿Cuál es la tradición Argentina? – se pregunta Borges en un ensayo de Discusión, y responde: “Creo que nuestra tradición es toda la cultura occidental (…) Creo que los argentinos podemos manejar todos los temas europeos, manejarlos sin supersticiones, con una irreverencia que puede tener, y ya tiene, consecuencias afortunadas”. Ajustado a ésta máxima, la poética de Bartolone trata de inscribirse en ese linaje y en la misma operación ¿posmoderna? caotizarlo y desbordarlo con fragmentos exóticos. 

Irreverencia y desborde.  El cruce entre una estética de acto escolar con presupuesto recortado, la hipérbole actoral de la farsa; el carácter performativo del lenguaje; Rousseau, Echeverría y Mansilla con sus contractualismos, rehenes y ranqueles respectivamente;  los sueños que se vuelven presagios; el canibalismo y la coprofilia  como vectores de la lengua y la ontología ( “Lo que como, lo que soy”); un avatar de Byron que deviene cautiva trans-camp, el maravilloso descubrimiento de la cocaína por parte de los Lechiguanga, las discusiones teológicas  sobre la inexistencia de un Dios rudimentario y obviamente, la tensión entre  civilización y barbarie. En Piedra sentada, pata corrida todos estos elementos se vuelven materia escénica esquizoide, donde el Sentido tanto de lo narrativo como de la representación aparece en las relaciones (fragmentadas) entre los Significantes.  

En esta entrevista, tomando como excusa el reestreno de su primer trabajo, el director repasa su recorrido como creador donde puede advertirse un repliegue constante con sus propias obsesiones. 

¿Cómo crees que puede ser leída la obra después de 10 años? 

-Creo que por un lado hay ciertas condiciones que son autónomas. El propio juego meta-lingüístico y meta-literario que la obra propone son muy evidentes en el material, y no modifican las condiciones de expectación. Por otro lado la obra tiene los problemas de un barroquismo juvenil que pretende querer decir cosas sin decirlas y arroja algunas máximas políticas de las cuales yo no ya no me siento embanderado. Cualquier sujeto o persona trans que vea la obra ahora se le plantea de un lugar muy distinto de lo que sucedía en el 2012 o 13. Hay toda una cuestión identitaria, pero como sostiene cierta idea de tradición la obra estaba leyendo algo que sucedía en ese momento. El personaje que dice: “Hoy cambio de historia de Cautiva Varón a Cacique mujer” responde a una manera codificada de algo que en ese momento estaba empezando a suceder. Después sigue pasando lo que sigue pasando, donde el mercado metió la nariz y trastocó todo. En 10 años la obra caducó en algún sistema, por esto que te decía de ese Barroquismo por querer decirlo todo más ligado a la timidez que a un esencialismo. La obra tiene hacia adentro una discusión con la literatura que excede cualquier margen y la hace ser una obra municipal, algo que me interesa mucho. La obra se salvaguarda en cierto rincón literario, de meta-teatralidad y por otro lado es objeto digno de ser cuestionado por miradas que hoy puedan detectar o destacar lo posible de lo que debería ser pensado con respecto a lo trans o a las minorías. 

¿Cómo crees que se relaciona en general, y en tu teatro en particular Mito, literatura e Historia? 

-Te darás cuenta que estas sentado con un conservador. Cada día estoy más aferrado a la creencia que la obsolescencia de los espectáculos, o sea, esa idea de ruptura cada vez tiene menos valor frente a la transcendencia que por lo general dialoga con lo mítico. A mí las lecturas de los mitologemas me resulta una fuente inagotables de posibilidades de lectura sin necesidad de tocar temas Helénicos. Uno no necesita hacer la adaptación de una tragedia para cifrar cuestiones míticas, entendiendo que el tiempo circular del mito para mí es el lugar donde se produce la posibilidad del orden de la descentración en la cual el hombre está atrapado. 

Entonces el mito sigue siendo una posibilidad de conocimiento. 

-Para mí en tanto como hoy está astillada la herramienta del saber es casi la única posibilidad. Te diría que cierta rama estructuralista empezó a producir su propia resaca en función de que todos somos cínicos de nosotros mismos y podemos producir nuestra propia parodia. Cierta lectura que uno puede relacionar a cierta academia en el beneplácito edificio del saber empieza a perder frente a una cuestión donde el mito puede ordenar momentáneamente la descentración que cada vez es peor. Si yo trabajo con la literatura nacional es porque hago un ejercicio de apropiación que me permite seguir escribiendo detrás de los libros para terminar encontrando que detrás de ellos hay verdades propias, por otro lado parecería ser que yo le concedo a un periodo de nuestra historia un carácter mítico, en donde parecería ser que convivíamos con entidades sobrenaturales en algunos casos, o que aquellos dioses que nos habían destinado estaban cerca nuestro. Lo que a mí me interesa, es entender ese terreno de la literatura que habla contextualmente de lo que somos y fuimos y esto pareciera ser posible de ser administrado como algo mítico. La literatura tiene que ver con el orden de lo mítico pensado como un lugar posible para generar narración. Y la historia es ese baluarte donde hay una arcilla posible de ser utilizada a favor. Me interesa la apropiación que tiene tanto de cita como también de un trabajo más de deformación, que siempre hay por la angulación que le des en el papel. Por otro lado también reescribo lo que estoy citando. Eso es fundamentalmente un procedimiento de escritura.  Encontrar una frase subrayada y darle un sentido que no tiene en el papel. 

La obra parecería plantear finalmente es que  el proceso civilizatorio se dio principalmente en el plano de la lengua. 

-Yo creo que si desde la idea de donde viene todo este caldo, que tiene que ver con una determinación literaria, erotizada alrededor de aquello que no soy. El Facundo: el destino de la novela argentina es ir hacia la barbarie y así se puede seguir y seguir con esa idea donde la otredad es un lugar determinado. Lo que yo creo que hay un trabajo de maniqueísmo muy claro en la construcción de la lengua en el texto que pretende determinar que la civilización avanza  de manera inestable a medida que la lengua se disloca y distorsiona, como si el lenguaje tuviera que ver con una cuestión determinante en función de lo civilizatorio; en ese sentido no es la imposición de una lengua, en este caso está la cuestión propia lógica y mutante que surge con el movimiento antropofágico, algo que estudié bastante, aquello que uno captura y fagocita también genera una combustión estomacal que da cuenta cuando uno la expulsa, no es solamente una imposición sino la deposición de una lengua. Por eso hay mucha cuestión con la mierda en la obra. Como si lengua estuviese en el estómago más que en cuestiones de apropiación. Me interesaba como nos comimos cierto verso de hibridación mestiza en el 2012. Había como una idea de mestizaje a la orden del día. Era paradójica y contradictoria. Creo que había algo de todo ese mestizaje que me sonaba tan impostado como la determinación de una lengua salvaje puesta en la palabra de un blanco. Me interesaba exacerbar la idea de la barbarie y que se convierta en una “fantástica barbarie”. Me interesa impostar esa idea.  

 

Piedra sentada, para corrida 

TEATRO EL EXTRANJERO 

Valentín Gómez 3378 

Entrada: $ 1.200,00 - Viernes - 22:00 hs - Hasta el 26/08/2022 

Intérpretes: Jesús Catalino, Jorge Eiro, Cristian Jensen, Cristina Lamothe, Facundo Livio Mejías, Eugenio Schcolnicov 

Dramaturgia y Dirección: Ignacio Bartolone 

Juan Ignacio Crespo Autor
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