Libros para almas curiosas
Sección Pasaje infancias - Revista Llegás
Pasaje infancias

Libros para almas curiosas

O de las originales propuestas de Ediciones IAMIQUÉ y un rincón muy especial en librería IUPI

2 de julio de 2021

“Hacé una lista de veinte preguntas interesantes que podría responder el libro que estás imaginando. Ese es el primer paso si querés escribir un libro sobre divulgación”, dice Carla Baredes, física, ‘contestóloga’ por placer, y oficio, en toda reunión donde algún niño, alguna niña tiene una consulta sobre la ciencia alrededor, y co-fundadora, junto a la bióloga Ileana Lotersztain, de Ediciones IAMIQUÉ, la editorial argentina de referencia para el libro informativo.

“Encontrar autores es muy difícil, escribir para las infancias es algo que cuesta mucho más allá de lo que uno pueda saber del tema del que se trata. Hay cierto temor al qué dirán los pares, la academia. A veces llega alguien con una idea y nos gusta y nos ponemos a trabajar sobre ella pero nunca, nunca, llega algo armado listo para ser publicado, eso es una fantasía de las películas. Por eso, desde la parte editorial trabajamos con mucho compromiso porque todos nuestros títulos tienen una impronta muy particular y muy marcada”, explica Carla.

IAMIQUÉ se fundó en un desván en la ciudad de Buenos Aires en el año del comienzo del nuevo siglo. Entre una caja de herramientas y el ropero de la abuela, con el firme propósito de demostrar que la ciencia no muerde y puede ser disfrutada por todos y todas, dos jóvenes profesionales amigas interesadas en la divulgación científica escribieron, diseñaron y editaron “Preguntas que ponen los pelos de punta”. Desde entonces pasaron 21 años y más de 60 títulos, con premios y reconocimientos varios incluidos, que invitan a los chicos y a las chicas a descubrir el universo de las ciencias duras, la física que atraviesa nuestras acciones más cotidianas, los ‘misterios’ detrás de los grandes sucesos de la naturaleza y mucho, mucho, más, con creatividad, humor y mirada crítica.

¿Cuál fue el origen del libro 1?

Ile y yo trabajábamos de manera independiente haciendo libros de textos para distintas editoriales. Ella estaba claramente definida por dedicarse al periodismo y la divulgación científica y a mí era una actividad que me gustaba y fue gustándome cada vez más. Lo que nos sucedía en nuestros trabajos es que tenían otros objetivos, porque el libro de texto tiene otra lógica, ni mejor ni peor, pero diferente a la de la divulgación científica que era lo que a nosotras nos interesaba. Así, haciéndonos devoluciones la una a la otra sobre las investigaciones y los textos que producíamos, un día pensamos que sería lindo hacer nuestros propios títulos. Hicimos  una especie de estudio de mercado, muy preliminar, fuimos a librerías en búsqueda de un libro para un sobrino inventado que entonces cumpliría 9 años y encontramos que en general lo que nos ofrecían era prácticamente los mismos libros que nosotras habíamos tenido de chicas, y ya habían pasado muchos años pero no había casi material nuevo. Era el momento del boom del libro álbum con publicaciones innovadoras y osadas, muy provocativas en relación a las ilustraciones, incluso el tipo de ficción lo era también a comienzos de los 2000 pero la divulgación seguía teniendo como algo muy solemne y estructurado, era como muy aburrido todo. Así que nos hicimos esas primeras veinte preguntas que nos interesaba nuestro libro respondiera y lo publicamos con un número 1 pensando en que si iba bien podríamos hacer un 2, ¡porque nos habían quedado afuera muchas cosas!, pero nunca imaginamos que se convertiría en el emprendimiento que fue luego y que dos décadas más tarde habríamos editados sesenta títulos.

Hace veinte años la divulgación científica para las infancias, y también para otros públicos, no era lo que es hoy, no habían surgido aún experiencias como las de los canales Encuentro y Pakapaka y tampoco era habitual la presencia de divulgadores en los medios. ¿Qué otros aspectos del trabajo y la cultura de la divulgación cambiaron dese entonces y, en relación a esos cambios, cuál es el desafío hoy?

Tampoco existía el poder informarnos por la nuestra. Más que algún buen diccionario enciclopédico o lindos libros con fotos, no existía casi nada con lo que informarte si te interesaban las ciencias. Hoy quizás es al revés, antes que brindar información el eje es brindar herramientas para poder hacer esa búsqueda de la mejor manera posible, hoy la información está pero tenemos que aprender a buscarla. Hoy información hay un montón, desinformación casi lo mismo o más. Eso es un cambio enorme. Algo que hemos visto, que vemos, mucho, en este contexto de pandemia.

¿Y en relación a los públicos han observado cambios?

Cambiaron muchas cosas y a la vez pocas: lo referido a la curiosidad, la forma en que los adultos y las adultas acompañan esos intereses de los niños y las niñas, en algún punto son casi lo mismo; cambió el cómo accedemos a la información, cuánta competencia hay en relación al empleo del tiempo de ocio, y cambió mucho la relación entre quien sabe y quien aprende, hoy todos sabemos un poco de todo y aprendemos todo el tiempo. Por eso también desde la editorial ampliamos la edad de nuestro lector ideal de 8/9/10 años, tanto hacia arriba como hacia abajo. De la misma manera en que ampliamos los temas y no nos restringimos a las ciencias duras, por decirlo de alguna manera. IAMIQUÉ igual está antes de eso, está en el cómo te motivo, cómo te engancho para que leas algo interesante, porque nuestros libros son libros que los niños y las niñas eligen leer en su tiempo de ocio, aunque suene a obviedad: son libros que se leen, como cualquier otro tipo de literatura.

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Entre las editoriales y las y los lectores, para que esos títulos que las editoras crean junto a los autores lleguen a las manos de, en el caso de los libros de divulgación científica, las almas curiosas, hay una posta del camino que resulta fundamental al momento de hacer real (en todo el sentido del término) el encuentro del libro con su lector: la librería y los libreros, como Sandra González y Leonardo Lanzani de la hermosa IUPI, en el barrio de Caballito.

¿Por qué motivo (con qué objetivo) incluyen en el catálogo de ventas de IUPI libros informativos para las infancias como los de Ediciones IAMIQUÉ?

Sandra: - Los libros informativos tienen un lugar destacado en nuestra librería porque el rigor científico, junto con las ilustraciones, hacen de estos libros una unión súper interesante. Son libros que tienen, entre otras cosas, la posibilidad de leerse por partes, salteadas, y eso los hace muy atractivos. Además, son libros que a nosotros nos encantan ¡y a los iupi´s lectores mucho más! Nuestra propuesta, desde que emprendimos este proyecto, es ofrecer un gran espacio, agradable, donde nuestros clientes se sientan bien atendidos y puedan disfrutar su encuentro con los libros.

¿Hay temas favoritos entre quienes leen libros informativos?

Sandra: - Son varios los temas. Siempre se consulta por el espacio, el cuerpo humano, los animales extinguidos.

¿Cuál consideran, como libreros, que es la importancia/el aporte de los libros de divulgación científica hoy?

Sandra: - Los libros informativos los vemos muy necesarios en estos momentos. Hoy es accesible llegar a mucha información por medio de internet, wikipedia, páginas web, etc; hay una excesiva información y es ahí donde los libros informativos marcan la diferencia porque son una herramienta que ordena información, establecen un orden en los datos, van de la mano con ilustraciones. Entendemos que establecen una cierta jerarquía frente a lo que se pueda encontrar al azar en internet.

Marisa Rojas Autor
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