Desnudos están ustedes
Sección Danza - Revista Llegás
Danza

Desnudos están ustedes

28 de abril de 2025

Otra comunidad es el título de esta propuesta grupal del performer, coreógrafo y director platense Iván Haidar. Un trabajo que había tenido su estreno con barbijos puestos como única vestimenta, pero que retorna con un nuevo equipo de intérpretes y en coproducción con El Galpón de Guevara, «una sala amiga que siempre se pone la camiseta por los proyectos independientes», en palabras de Haidar.

Se trata de una performance sonora/visual en la que los cuerpos mediados por procesos digitales componen un paisaje en vivo, tal como explica el autor. Esta propuesta continúa desde el 2017 una línea de trabajo exploratorio respecto a las duplicaciones de la imagen mediante la tecnología, lo que el artista denomina “dispositivo de duplicación”, cuyo uso en sus creaciones plantea también el interrogante sobre qué de lo que vemos es verdad y qué no. 

De esta manera Haidar propone una mirada sobre el presente que atraviesa tanto la perspectiva de género como las fake news, la post verdad y la manipulación de la información. En un contexto individualista e híper digitalizado, el director plantea una otra comunidad posible a través del cuerpo y su potencia simbólica.

Esta otra comunidad que se mueve en la escena está compuesta por personas diversas en sus formaciones, cuerpos, generación. Un grupo humano que se vincula afectivamente, y de manera colaborativa, para crear una obra colectiva en la que tanto imágenes como música son compuestas entre todxs. «La presencia del cuerpo es súper importante para la construcción de este proyecto», remarca el director mientras se refiere al poco tiempo que tuvieron para su realización, algo que podríamos señalar habitual en esta época en la que el arte intenta ser relegado más a consumos veloces que a cuestionamientos vitales. «Apostamos a una idea de comunidad diversa, mixturada, mezclada», explica Haidar que trabaja con esta comunidad de personas en una propuesta afectiva que implica el contacto, «que a veces puede resultar revolucionario, sobre todo post pandemia donde hubo una pérdida del contacto físico y ganancia del contacto virtual que es distante y anónimo. Acá es tocarse, estar con el otro cuerpo, inclusive con la proyección de ese otro cuerpo», agrega.

Esta comunidad elegida danza en medio de la precariedad económica propia de los contextos latinoamericanos, que vuelven difíciles especialmente los proyectos grupales porque no son redituables. Pero frente a la propuesta mercantil de la sociedad productiva moderna, la “construcción de un todo entre varios” esquiva la idea de una salida individual porque, como señala Haidar, «el ser humano construye en comunidad».

Eso es lo que hace la danza, unir cuerpos, generar afectividad, compartir tiempo y espacio en un presente ampliado, ritualizar la experiencia perceptiva: «La danza ancestralmente es popular, primitiva, es un ejercicio que hace el cuerpo para estar en comunidad, en relación a los otros y, desde siempre, nos juntamos a bailar para estar con los demás», afirma Haidar que defiende una práctica perseguida y ninguneada por el poder de turno, porque la danza propone cosas «que están invisibilizadas, por eso tal vez es una de las disciplinas más relegadas de todas, ya que la mayoría de las integrantes de la comunidad dancística son mujeres, una de las minorías», señala el director que pone a hablar a los cuerpos a través del movimiento. 

La música y la danza son creadas por ese colectivo humano que vemos colaborar en escena en una creación que duplica imagen y sonido como un procedimiento que invita a la multiplicación del sentido, a la vez que juega con la temporalidad. Como expresa Haidar, el tiempo que la obra propone no es el que impone este sistema productivo en el que vivimos, donde la libertad es una palabra vacía y el tiempo libre, improductivo, en el que se percibe y se puede profundizar sobre la experiencia de la vida no existe ni es bienvenido. «Esta obra es una invitación a otro tiempo, un tiempo que no nos estamos dando o que lo hacemos cada vez menos, que está desapareciendo, es el tiempo de la contemplación. Hay mucha ansiedad, mucha urgencia, mucha violencia, mucha necesidad, el celular, la tele, internet, las redes sociales, la calle, la falta de guita, todo en donde está el mundo, las guerras, maltratos, presidentes, micrófonos», dice Haidar que propone la obra como un desacelere, una invitación a asomarse a la vida, a eso otro que no es productividad y consumo, sino «una ventanita para mirar un ratito el campo».

Este grupo de personas se muestran al desnudo, con la verdad de sus cuerpos, sus formas, sus marcas, tatuajes, pieles, pelos, vellosidades, gestos y rostros. Muestran que es posible construir en comunidad, como «un género colectivo, género comunidad» que, tal como piensa Haidar (y coincidimos), se opone al intento de control del cuerpo y sus libertades por parte del fascismo.

Nadie puede decir cómo debe ser el ser humano. Otra comunidad es posible y la danza lo sabe.

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OTRA COMUNIDAD
Intérpretes: Bárbara Alonso, Constanza Copello, Julián Dubié, Josefina Imfeld, Julián Merlo, Mauro Pierotti, María Eugenia Roces, Flor Sanchez Elía y Victoria Delfina Serra
Dirección: Iván Haidar

EL GALPÓN DE GUEVARA
Guevara 326
Jueves 21 h

Dulcinea Segura Autor
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