La película que no juzga
Sección Cine y series - Revista Llegás
Cine y series

La película que no juzga

Interpretada por Ricardo Darín y Peter Lanzani, Argentina, 1985 , promete ser el estreno del año. La dupla del director Santiago Mitre y Mariano Llinás, hacen foco en el entramado del suceso que certificó el retorno a la democracia en el país: el juicio civil a las cúpulas militares de la última dictadura.

4 de octubre de 2022

En todos los tiempos y lugares, la historia y la representación han sido aliadas. Si de épica se trata, nada mejor que recurrir a lo verídico pues, como en el dicho, la realidad -siempre- supera a la ficción. De hecho la narrativa sólo existe para exorcizar la existencia e intentar darle algún sentido. Argentina, 1985, la nueva película de Santiago Mitre (El estudiante, La patota, La cordillera) está inspirada en la historia de los fiscales Julio Strassera y Luis Moreno Ocampo que en 1985 se atrevieron a investigar y enjuiciar a la dictadura cívico militar más sangrienta de la historia argentina. Bajo amenaza constante sobre ellos y sus familias, en medio de una democracia aún demasiado joven y frágil, corrieron contra el tiempo para reunir pruebas y demostrar que “los excesos de los subordinados” a los que aludía la Junta Militar eran, en realidad, un plan sistemático y nacional. El Juicio, que duró casi 8 meses, fue pionero en la región y un ejemplo para el mundo. De ahí su épica. Y, por supuesto, la ficción.

Argentina, 1985 es una película magnánima. Lo busca todo y consigue mucho. Es graciosa, inquietante, emotiva y, por sobre todas las cosas, logra empatizar al máximo con el espectador. Con cualquier espectador. No hace falta que sea argentino, progre o latinoamericano. La música, en ese sentido, juega un papel clave. Lleva de las narices, cual Flautista de Hamelin, a quien mira y lo dirige directo hacia las teclas emocionales necesarias para sumergirse en un relato cerrado, sin grietas ni cuestionamientos. Nadie se permitirá sospechar de la heroicidad del Juicio, ni de sus protagonistas. Como en el cine clásico: hay buenos y malos, y una pasiva posición para el que mira. El único pecado posible es ser tibio, y en el espejo de esa tibieza que se le reprocha al personaje de Strassera por su inacción durante los años de dictadura, el espectador si se ve se espanta así que mejor dejarse llevar por las narices. Acatar, aceptarlo todo y disfrutar.

Ricardo Darín como el fiscal vuelve a hacer uso de su magia: es firme y, sin esfuerzo aparente, convincente. Es el personaje que todos recuerdan por haber visto en tv o archivos y, a la vez, es Darín; una vez más haciendo uso de ese camaleónico don que detenta, el que le permite transitar una y mil personalidades a la vez. Aplausos.

Guionada por Mariano Llinás y Santiago Mitre, una dupla que hace tiempo colabora en la coescritura de películas, Argentina, 1985 es precisa y tiene sed de Oscar. Coproducida por La Unión de los Ríos, Kenya Films, Infinity Hill, y Amazon Studios; sus productores son Axel Kuschevatzky, Federico Posternak, Agustina Llambi Campbell, Ricardo Darín, Santiago Mitre, Santiago Carabante, Chino Darín y Victoria Alonso (la platense que preside Marvel). Un dream team con todos los ingredientes para no fallar. Algo que al ver la película se nota. 

En los tiempos que corren, mientras un disparo fallido evitó que el asesinato se convierta nuevamente en herramienta política, vale recordar la conclusión del alegato final de Strassera en el ficcionalizado Juicio: “Este proceso (la dictadura) ha significado para quienes hemos tenido el doloroso privilegio de conocerlo íntimamente una suerte de descenso a zonas tenebrosas del alma humana, donde la miseria, la abyección y el horror registran profundidades difíciles de imaginar antes y de comprender después. Señores jueces, NUNCA MÁS”.

Julieta Bilik Autor
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