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La belleza de lo deslimitado, la mezcla y la imbricación ocurre en A un paso del tiempo. La propuesta del espectáculo musical, que incluye canciones en vivo a cargo de Irene Goldszer en compañía de la percusión de Pablo Potenzoni, es abismarse por la sensibilidad que carga. Se nos invita a detenernos, a frenar el tiempo y perdernos en una voz que nos lleva por imágenes y emociones diversas. El juego con los silencios, con la multiplicidad de sentidos y con la vorágine del sonido funciona como una oportunidad para dejar de perseguir la lógica y amigarse con lo emocional que ocurre.
A su vez, la propuesta cuenta con un trabajo cuidado de puesta en escena: el vestuario, los elementos que se agregan al cuerpo de Irene y la escenografía componen un paisaje que será, principalmente, sonoro. Se da inicio a la exploración sensitiva y a la propuesta lúdica de explorar el tiempo: aquello que indefectiblemente tiene la música, incluso cuando se carga de silencios. Una mujer nos propone acercarnos a su modo de estar en el mundo, a recorrer junto con su voz y presencia su vínculo con el ruido, con los golpes, con la sangre, con lo animal y con lo cotidiano. En definitiva, la belleza, insisto, de lo desbordado y lo extrañado.
En esta entrevista, conversé con Irene sobre el proceso creativo de la obra, los múltiples roles de quienes la acompañan y las búsquedas detrás del espectáculo que vemos en escena.
¿Cómo surgió la idea de hacer este espectáculo musical con Pablo Potenzoni sobre el escenario y Vanina Falco en la codirección?
Con Pablo nos conocemos hace muchos años. Canté una canción suya cuando tenía su banda X.X., después él se fue a vivir a Barcelona y volvimos a vernos en 2021 a su regreso a Argentina. En ese momento, empecé a presentarme con mi Solo Set y lo invité a tocar una canción, que se transformaron en tres. Hacía mucho que venía con la idea de trabajar en dúo mi voz y la batería y, cuando tuve bastante perfilada la mayoría de las canciones, le propuse a Pablo ser mi compañero. Fue un proceso largo de búsqueda, de charlas, de entender por dónde ir porque no le di una partitura tradicional, era otro tipo de trabajo en el cual teníamos que crear juntxs una sonoridad.
Vanina es mi compañera en la vida y, en sus/mis proyectos, somos un equipo en todo sentido. Conozco su mirada puntillosa y amorosa, tiene mucho humor y además me conoce como nadie, entiende perfecto por dónde va mi búsqueda y es apasionada con lo que hace. A un paso del tiempo (AUPDT) es un proyecto grande y quería contar con su mirada y trabajar juntas en ese entramado de capas que fuimos encontrando.
¿Qué sensaciones, imágenes, emociones guiaron la selección de las canciones?
Las canciones y los textos fueron escritos y compuestos en relación con una temática que tiene que ver con la intimidad, con lo que queremos o no que se exponga, con lo que se hace público sin darnos cuenta. También con la tensión entre lo cotidiano y lo poético, entre el sonido y el silencio.
Todas las canciones fueron compuestas para el espectáculo, salvo dos. La primera es una canción que surgió por una obra de Guillermo Kuitca que me fascina. Nunca la había cantado en público y, mientras se iba construyendo el espectáculo, me di cuenta de que la canción tenía otro carácter y se fue modificando en relación con la totalidad: los colores, el tiempo, la intensidad. La segunda la escribí cuando recién empezaba a estudiar francés, la canté muchas veces, pero en AUPDT se suma una nueva forma de interpretarla en escena con mi compañero.
¿Cómo fue el proceso de los ensayos?
Hubo distintas etapas. La primera fue escribir y componer las canciones con la melodía de la voz y con la guitarra, hacer pruebas de cómo cantarlas, de qué quiero decir, de ir encontrando la temática y transformándola en ese proceso.
La segunda etapa fue cuando empezamos a ensayar con Pablo a quien, además de mostrarle la canción, le conté de dónde viene la letra, qué imágenes aparecen, cuáles fueron mis referencias para escribirlas y cantarlas de determinada manera. Y ahí todo empieza a modificarse porque la batería no me iba a acompañar de una manera tradicional, tenía que ser un personaje en sí mismo, y el trabajo fue encontrarle aire y respiración, potencia y suavidad; todo lo que busco con la voz, lo buscamos en la batería.
A la par, ensayaba con Natalia Tesone la secuencia en lengua de señas, e hicimos un trabajo con las mismas características en relación con la voz, pero con el cuerpo, con las señas, con el silencio. Con Vanina Falco teníamos reuniones, le contaba en qué estábamos con Pablo, miraba lo que trabajábamos con Nati. También teníamos reuniones con Paola Delgado para pensar el espacio y el vestuario y con Ricardo Sica sobre las luces.
Cuando las canciones ya estaban conformadas, empezamos los ensayos en El Galpón de Guevara que fue el primer espacio donde nos presentamos. Hacia el final se sumó Luciano Santantonio, nuestro técnico de sonido en vivo.
¿De qué manera surgió la incorporación de la lengua de señas y la exploración en torno al silencio?
En el año 2017, comencé a estudiar lengua de señas argentina (LSA). Hacía muchos años que venía queriendo estudiarla y, en ese momento, lo concreté y observé que, de alguna manera, el teatro no estaba tan lejos de esta lengua, ya que es una lengua viso gestual-físico espacial. Y vi que no había muchas obras en Argentina que incluyeran la LSA como lenguaje poético. Entonces, empecé a fantasear con la idea de incluir la LSA en mi próximo trabajo.
Por otra parte, en mis canciones y espectáculos, el silencio es sumamente importante, es un elemento más en la composición. Puntualmente en AUPDT una de las temáticas que le dan origen es el sonido que no se detiene en ningún momento, el barullo que nos persigue: el tránsito en la calle, la bocinas, los gritos, los vecinos, el camión de la basura, las redes, la sobreinformación, los chismes, las fake news. El silencio atraviesa todo el espectáculo y se manifiesta de distintas maneras, una de ellas es la LSA.
AUPDT es un espectáculo que admite muchas definiciones y eso me hace pensar en que es un material abierto que está en constante movimiento. Es también una pausa, un detenerse a mirar y escuchar de otro modo.
agustina trupia
ph: Nora Lezano
A un paso del tiempo
Voz, guitarra, letras y composición
Irene Goldszer
Batería y arreglos
Pablo Potenzoni
Dirección:
Irene Goldszer y Vanina Falco
Hasta Trilce
Maza 177
Jueves 7 de agosto 21 h
Jueves 25 de septiembre 21 h
Jueves 23 de octubre 21 h
Jueves 20 de noviembre 21 h