Entrevista a Laura Nevole
Sección Entrevistas - Revista Llegás
Entrevistas

Entrevista a Laura Nevole

2 de octubre de 2025

El desafio de actuar siempre en todos lados

Laura Nevole es actriz y dramaturga por la EMAD, licenciada en Psicología por la UBA, directora, instructora de educación física y docente de actuación y escritura en la UBA y en la UNA. Su nombre figura en varias fichas técnicas y, sin dudas, es uno de los talentos más sólidos de la cartelera teatral porteña. En síntesis: hay que ir a ver sus trabajos. Hoy actúa en cinco proyectos escénicos de manera simultánea: Trópico del Plata, Las cargas, Atlas de un mundo imaginado, Civilización y Zorra. ¿Furry? Son propuestas sumamente diversas; en ese listado hay unipersonales, comedias, dramones, sátiras históricas, microteatro y hasta un site-specific. Cuando se le consulta cuál es la brújula para elegir sus trabajos, la actriz dice: “En general el criterio de selección es la amistad o el desafío, el desafío de ingresar a algo nuevo o insistir con algo que me convoca mucho. Soy muy selectiva con los proyectos, justo en septiembre se juntaron muchísimos, pero en el teatro independiente soy hiper-selectiva. Tienen que ser poéticas y gente muy cercana, personas con las que me caliente trabajar”.

Trópico del plata, pieza escrita y dirigida por Rubén Sabbadini que problematiza distintos tipos de violencias, se ha convertido en un suceso teatral. La estrenaron hace más de 10 años y ya lleva varias temporadas. Laura dice que el desafío es entender cómo funcionará en cada nuevo contexto. “Mantener una obra a lo largo del tiempo me parece muy valioso”, subraya. La historia de Aimé y Guzmán puede presentarse al inicio como un culebrón, pero en su desarrollo aborda cuestiones horrorosas como la trata de personas. Las cargas, en cambio, empieza con una imagen y apuesta a una construcción colectiva. “Es gente que valoro mucho como Christian García y mis compañeros de escena (Pablo Chao y Lucas Crespi). Me encanta trabajar con ellos, confío en que se va a hacer algo lindo y ya me convoca el mismo proceso de construcción de la obra”.

Los otros trabajos presentaron desafíos diferentes. Laura nunca había hecho site-specific y decidió lanzarse a la aventura junto a las directoras y dramaturgas Aliana Álvarez Pacheco y Silvia Gómez Giusto. En Atlas de un mundo imaginado dos hermanas reconstruyen su biografía y la historia de La Paternal a través de cartas; en ese paisaje barrial aparecen espacios cargados de historias: el tren, el cementerio, el Albergue Warnes, el Hogar Garrigós. En los otros casos hubo primero una amistad: su colega Lorena Vega la llamó para hacer un reemplazo en la pieza escrita por Mariano Saba, Civilización, y Nevole cuenta: “Me encanta la idea del toro, es algo que siempre me convoca. Hay algo erótico en eso de montarse a un trabajo que ya está súper construido. Acá había que hacer un toro en un reloj”. Otra amiga la convocó para el ciclo Microteatro y también sintió curiosidad. “Este proceso me ha revelado un montón de cosas, micro es un género en sí mismo y a veces tenés un dress code inadecuado. Cuando entrás en el código, algo pasa”, explica.

A lo largo de la charla, Laura pondera los descubrimientos, las revelaciones y los momentos de iluminación que se generan durante los procesos junto a los equipos creativos. Ese es el denominador común: no hay obra sin proceso colectivo. Atlas…, por ejemplo, tenía un texto previo pero “se fue terminando de construir en el proceso de ensayo sí o sí porque el escenario es la calle y el mismo recorrido impacta necesariamente en la construcción de los textos”. Nevole asegura que “el espacio manda” y cuenta que rechazaba instantáneamente ciertas propuestas, así que “hubo que encontrar la obra en el espacio con los cuerpos”: la propuesta contempla la participación de dos actrices y dos bailarinas-performers y la acción fue acomodándose a lo largo de las funciones; siempre hay contingencias porque se desarrolla en el espacio público, pero la misma creación fue absorbida por el paisaje y ahora los vecinos salen al balcón a espiar algún tramo de la obra o la llaman por el nombre de su personaje (Ana) en la calle. “Para mí lo más significativo es el acontecimiento de la peregrinación y esto de mirar por primera vez algo visto muchas veces, redescubrir un barrio aunque hayas vivido en él”, apunta.

Con Sabbadini suelen recordar el mito fundacional de Trópico: “Él me pasó ese texto para que se lo dé a una actriz –nunca revelaré quién–, yo era una especie de aduana. Pero en la primera lectura me enamoré del material y experimenté una conexión que nunca tuve. En ese momento no existía el WhatsApp ni el mail, entonces le dije a Rubén que esto solo lo podía hacer yo. Él se impactó por esa certeza y aceptó. Yo sentía que podía comprender perfectamente el material en ese momento, que podía descubrir el humor que había ahí a pesar del dolor. Le expliqué todo eso y lo convencí. Trópico fue algo fundacional en mi carrera, creo que a partir de esta obra se transformó todo”.

Nevole tiene el CBC Universal –puede ingresar a cualquier carrera– y transitó varias formaciones. Tiene mucha universidad encima y 15 años de docencia superior, pero la decisión de ser actriz fue de las más difíciles. “A partir de Trópico pude afirmar una identidad que hasta ahí no se terminaba de armar”, confiesa, y se asombra de cómo puede modificarse la recepción de una obra en distintos contextos. Trópico, por ejemplo, giró por Lisboa, Madrid y Santa Cruz de la Sierra, entre otras ciudades; en cada uno de esos lugares se leyó de maneras muy distintas. La actriz dice que el autor “siempre pensó el personaje de Aimé como la Argentina entonces hoy la lectura es de otra dimensión política”. Nevole apunta que “en la obra no se quiso hablar de violencia de género originalmente y no es panfletaria entonces se vuelve más metafórica, más poética y, por lo tanto, más potente”. Por otra parte, señala que la creación se consolidó en “esa fricción entre el hombre que la escribió y la mujer que la iba a hacer; el texto estaba pero en ese diálogo apareció la obra y esa otra violencia creativa también constituye al material”. Para la artista se trata de “vivir una experiencia poética” a través del teatro.

–Todos tus trabajos tienen un sello autoral. ¿Cómo pensás la actuación en tanto acto creativo?

–Mi primer vínculo con el teatro fue en La Manzana de las Luces, cuando no estaba dentro de mis posibilidades la idea de ser actriz. De ahí me voy a Ricardo Bartis. Paralelamente, empiezo dramaturgia con Mauricio Kartun y Ariel Barchilón; ellos fueron mis grandes maestros. Con Bartis comprendí que el actor y la actriz creaban mundos. Para mí eso fue sumamente revelador y entendí que ese era mi lugar. De Bartis aprendí todo el bien y todo el mal, uno aprende de todo y lo agradezco. Yo en ese momento estaba con el Grupo Krapp y era increíble ver cómo se podía crear algo de la nada por puro estado. Cuando me preguntan cómo pueden seguir formándose como actores yo recomiendo hacer dramaturgia, pero no sólo para escribir sino para crear escénicamente. También trabajé mucho tiempo con Bernardo Cappa, un dramaturgo del aire, y ahí entendí que parte de mi funcionalidad como actriz era recuperar esas palabras porque si no se las llevaba el aire. Para mí el momento más lindo de la actuación es la creación, de hecho nunca supe alienarme a la dramaturgia, soy una actriz que discute mucho los textos.

–Se escriben varios textos en un proceso, ¿no? El primero es la dramaturgia; después está el cuerpo y, en tercera instancia, el encuentro con el público.

–Sí, eso siempre es muy revelador y recién ahí empieza la obra. Es clave la confianza. Con Christian García, por ejemplo, nos conocemos hace muchos años de trabajar con Cappa. Un día me dice: “Tengo un sueño: una mujer vestida de Hitler”. Así empezamos a laburar con Crespi y con Chao. Fue un año de laburo, de repetir y repetir y repetir, de construir. Fue precioso y es un trabajo que hoy tiene una vitalidad y un poder metafórico que no tienen otros trabajos. Es necesario bancarse esa construcción porque a veces puede ser muy vulnerable. En algún momento el actor se pone demandante, quiere tener algo y se supone que ese algo es el texto pero con algunos creadores nunca vas a llegar a esa instancia. Si bancás ese nivel de incertidumbre en la actuación, es muy precioso. Eso sólo se puede construir con compañeros que estén dispuestos a bancar eso; si no los trabajos se caen. Por lo general son procesos largos.

Nevole viene del humor y asegura que le encanta la comedia, aunque casi todos los proyectos en los que está embarcada ahora son dramas. Es un gran desafío encontrar el humor en lo trágico, algo que puede parecer irremontable. “Yo siempre estoy buscando el humor en todas las situaciones. No el chiste; el humor, para que no se solemnice lo trágico. La idea no es alivianarlo sino buscar otra capa más de complejidad; y también encontrar la parte trágica en la comedia”. Hace poco se incorporó a Civilización, y dice: “Acá me sumo a un trabajo construido cual reloj. El texto está respetado a rajatabla, no hay posibilidades de improvisación textual ni gestual. Es un reloj que heredo y, por lo tanto, no tiene mi pulso entonces tengo que entrar al pulso de ellos, muy acompañada por mis compas porque a veces desentona ese pulso. Entre todos vamos generando inevitablemente un nuevo pulso. La obra está híper-dirigida y es muy rítmica; es un nuevo desafío. A mí me gusta mucho improvisar y ahí estoy más limitada, pero los límites siempre abren la pregunta de por dónde es la variación”, apunta.

Sobre Microteatro, la actriz dice que “es un género en sí mismo y no tiene nada que ver con el teatro independiente”; le llevó varias funciones entrar en ese juego, pero cuando entendió que se trataba de un género diferente empezó a disfrutar la experiencia. “Nos cagamos de risa, la gente la pasa bárbaro y entendí que tenía que cambiar el código porque el público demanda otra cosa. Si yo seguía en el otro tono, no iba a funcionar. Tenía que ser creativa dentro de ese nuevo código”. Una vez que captó ese otro idioma, la actriz asegura que las posibilidades son ilimitadas y, además, la obra se transforma notablemente de una semana a la otra porque son cuatro funciones por día. “Fui con prejuicios y me doy cuenta de que tienen que ser buenos actores porque si no es muy difícil sostener eso. Quizás hay gente que no está tan acostumbrada a ir al teatro y son espectadores ganados. Para mí fue un descubrimiento”, confiesa.

–¿Cuál es tu mirada sobre la coyuntura actual y los desafíos que tiene el campo teatral, sobre todo en el circuito independiente?

–Sí, este desmantelamiento es parte de un gran arrasamiento estatal en todo sentido. El otro día estuvimos en la marcha por la educación y la salud. Hay que entender que es un plan sistemático y que no hay una pretensión de corregir errores sino de desmantelar las instituciones. Lo que pasó con el Festival Entrá –estos artistas de las artes escénicas y de la danza que se juntaron para armar algo– me parece muy interesante: en tiempo récord organizaron un festival que fue visible y convocó a casi todas las salas y espectáculos de CABA; a nivel país, trató de ser federal y conectar a todas las provincias para visibilizar algo. Me parece que hay que insistir desde nuestro lugar; esto nos juntó en reuniones y asambleas y hacía mucho que no pasaba. Creo que desde la pandemia con el PIT (Profesorxs Independientes de Teatro). Esa es nuestra forma, ahí había algo que era genuino y estaba muy bueno. Hablo desde el ombligo de CABA pero no sé qué repercusión habrá tenido a nivel federal. Algo parecido ocurre en el campo cinematográfico; hay algunas pelis que, si no las financia el INCAA, no se hacen. El problema es que la destrucción es bulliciosa y muy rápida, pero lo que se destruye tarda años en reconstruirse. La comunidad teatral es grande pero está fragmentada, hay muchas tribus en todo sentido: estético, político, de lenguaje, de búsqueda. El Festival Entrá fue una esperanza y un acontecimiento. Creo que esa es la manera de resistir. También seguir creando, ocupando los ámbitos de formación porque son refugio.

Por Laura Gómez

ph: Gustavo Carabajal

Trópico del plata

Actuación: Laura Nevole

Dramaturgia y dirección: Rubén Sabbadini

El Camarín de las Musas. Mario Bravo 960. Domingos a las 20.

Las cargas

Actuación: Laura Nevole, Pablo Chao y Lucas Crespi

Dramaturgia y dirección: Christian García

Casa Teatro Estudio. Guardia Vieja 4257. Viernes a las 22.30.

Atlas de un mundo imaginado

Actuación: Laura Nevole, Camila Blander, Vanesa Weinberg y Valentina Werenkraut

Dramaturgia y dirección: Aliana Álvarez Pacheco y Silvia Gómez Giusto

Casa Gómez. Yeruá 4962. Sábados y domingos a las 16, 17 y 18.