Visibilizar la desobediencia

Hay un tiempo que se sostiene solo con presencia; es el de los hechos que se entregan sin aparentes mediaciones. Luego, hay otro tiempo: el de la Historia, cuyo proceso evoca una duración mayor. No se trata solo de un sistema que toca y trastoca lo dado sino de un tejido de experiencias dispuestas a transformarse en algo más. Capa sobre capa, los hechos se acumulan en nuestra memoria colectiva con una pulsión de modificación. Podemos repetirlos y enumerarlos y, sin embargo, esa acumulación de saber no podrá ayudarnos a palpar la complejidad que trae un relato. Este mismo acto de conservación convierte al pasado en un presente continuo con el cual dialogamos y construimos subjetividades. Si creemos que el pasado es un territorio ineludible, cabe preguntarnos: ¿Qué puede hacer el arte al respecto?

Luego de su participación en la Bienal de Venecia, Marco Scotini desembarca en PROA 21 con el "Archivo de la desobediencia", un proyecto que reúne 36 obras en video de artistas y colectivos nacionales e internacionales.

La exhibición invita a poner el cuerpo en un estado permeable, sensible y abierto. En una sala oscura se proyectan acciones donde los movimientos se vuelven descentrados y atraviesan los límites de nuestra propia piel. No podemos descifrarlo con exactitud pero, en ese instante, lo conocido deja de ser un lugar de confort. La práctica artística se piensa como una forma de lucha. El recorrido —organizado en tres etapas— nos sumerge en contextos variados donde cada obra genera una disrupción y, a la vez, construye una red de representaciones que lleva a una reterritorialización.

Tomando como punto de partida una práctica curatorial expandida, la idea de Scotini es revisar lo establecido en los discursos hegemónicos a través del desarrollo de un pensamiento crítico.

Creado en 2005, el "Archivo de la desobediencia" busca poner en jaque la noción estática de todo archivo. Desarma certezas y propone, así, un compilado de experiencias de resistencia. Cada edición plantea un escenario particular que varía: desde un parlamento a una escuela pasando por un jardín comunitario. En Buenos Aires, el escenario de la calle es el puntapié para dar lugar a una pluralidad de voces disidentes con piezas realizadas entre 1999 y 2023. La resignificación de lo público como modus operandi es algo inherente al modo en que el artista aborda su trabajo. Esta plataforma móvil y expandida habilita una apertura con diferentes ejes temáticos que nos llevan a reflexionar sobre diversos puntos de fuga: ACTIVISMO DE LA DIÁSPORA, que aborda los procesos migratorios en pleno neoliberalismo; DESOBEDIENCIA DE GÉNERO, segmento que plantea la ruptura de la lógica binaria y patriarcal; ECOLOGÍAS RADICALES, que visibiliza acciones que cuestionan la violencia del avance capitalista sobre el territorio y, por último, COMUNIDADES INSURGENTES, que aborda las luchas de diferentes comunidades frente a la opresión de la colonización.

FOTO: Carlos Motta, Corpo Fechado. The Devils Work (cuerpo cerrado - la obra del diablo), 2018. KISS.

Observar es armar una escena para percibir lo que nos rodea y. precisamente. la eficacia de la mirada de Scotini radica en la potencia enunciativa y en su capacidad de traer a un primer plano lo no-explícito. Poder ver obras de artistas y colectivos de diferentes puntos del planeta como, por ejemplo, Atelier d’Architecture Autogérée (AAA), María Galindo y Mujeres Creando, Khaled Jarrar, Pedro Lemebel, LIMINAL - Border Forensics, Angela Melitopoulos, Seba Calfuqueo, Mao Chenyu, Carlos Motta, Daniela Ortiz, entre tantos otros, nos sumerge en una dimensión donde desobedecer es una necesidad.

Quizás, la caída de los relatos épicos y las grandes ideologías haga que la visión que tengamos de nuestra historia cobre un nuevo sentido. Si bien la totalidad es imposible de asir, el arte es uno de los modos que tenemos de delinear cierta idea de justicia.

Lo interesante de esta propuesta es ver de qué manera se visibilizan las relaciones de dominación y coerción y se construye un entramado de vivencias. El recorrido propone un relato amalgama donde cada imagen tiene una historia que contar y cada acción, su tiempo. En esta búsqueda, nos encontramos y nos perdemos, una y otra vez. Porque nada es estático: mucho menos la experiencia. Se trata de andar por los propios caminos para desandar lo que damos por sentado. Quienes visiten esta expo no serán meramente espectadores de acontecimientos sino testigos que completen su sentido.